I am doing an exception, this post will be in spanish because I feel I will express better using my mother tongue
Ayer, domingo 13 de abril, estaba viendo el partido de mi amado Universitario de Deportes contra el Melgar de Arequipa. Íbamos perdiendo 1-0 cuando uno de los comentaristas anunció una noticia terrible: Mario Vargas Llosa había fallecido en Lima a los 89 años. Sentí un shock inicial, pero seguí viendo el partido. Curiosamente, Mario Vargas Llosa, al igual que yo, era hincha de Universitario. Nuestro equipo remontó y ganó por un contundente 4-1.
Hoy reflexioné sobre la partida de MVLL. Lo conocí a través de “Los Cachorros”, y el personaje de “Pichulita” Cuéllar me impactó profundamente. Yo tendría 12 o 13 años y me había convertido en un lector voraz. Luego leí “La ciudad y los perros”, “Pantaleón y las visitadoras”, “La casa verde”, y creo que tenía 18 o 19 años cuando leí la que, para mí, es su obra cumbre: “La guerra del fin del mundo”. Fue realmente impactante y convirtió a MVLL en una especie de superhéroe para mí. Me volví un fan incondicional. En ese momento, ya había perdido las elecciones presidenciales contra el nefasto Alberto Fujimori. Si hubiera podido votar, no habría dudado en hacerlo por Mario.
Con el paso de los años, seguí leyendo su obra, confirmando que era un escritor excepcional, el mejor escritor peruano que había leído. Sin embargo, con el tiempo, leí menos, influenciado por internet. Esto hizo que disminuyera mi lectura de libros y, por ende, no pude leer la obra completa de MVLL, aunque leí 11 de sus obras.
Con los años, mi superhéroe se fue desdibujando. Siempre se dice que hay que separar al artista de la obra, pero me resultaba difícil conciliar al Mario escritor, intachable y uno de mis favoritos, con el hecho de que defendiera la tauromaquia, algo que repruebo. Además, Mario fue un feroz crítico de Alberto Fujimori, pero años después apoyó a su hija Keiko Fujimori en su intento por alcanzar la presidencia. Esto me decepcionó profundamente. Recientemente, aceptó una condecoración de Dina Boluarte, después de que su gobierno asesinara a 50 personas en protestas pacíficas. Mario, crítico de las dictaduras, terminó apoyando a quienes compartían sus características.
El día que anunciaron su Premio Nobel, me alegré mucho. Siempre pensé que merecía ese reconocimiento. Este justo premio confirmó públicamente su monumental obra, que perdurará en el tiempo. Tu legado es enorme, aunque me apena que se vea manchado por tus decisiones políticas. Hasta siempre, Mario.